28/1/09

Artículo sobre Shane en El País... en 1976!!!

Este artículo apareció en El País en septiembre de 1976. Ahora que Shane ha vuelto a ser noticia en España por la publicación de su autobiografía, el periódico no ha publicado nada... Una pena..., ya que está claro que podemos aprender mucho de toda la situación... Irlanda del Norte ha conseguido la paz. ¿Y nosotros?


No se vislumbra solución para el problema del Ulster
Un joven irlandés condenado en Londres a cadena perpetua por terrorismo
JUAN CRUZ RUIZ, - Londres - 12/09/1976

Un joven irlandés de veintiún años, Shane O'Doherty, ha sido condenado en Londres a cadena perpetua como autor del envío de 23 cartas explosivas que en 1975 recibieron diferentes personalidades británicas.

La sentencia fue dada a conocer al mismo tiempo en que el Parlamento de Dublín, en la República de Irlanda, aprobaba medidas para combatir el terrorismo, y el primer ministro Callaghan nombraba al ex ministro del Ejército, Roy Mason, secretario de Estado para Asuntos del Ulster. Mason, como su antecesor, Merlyn Rees, va a Irlanda del Norte con el propósito de acabar gradualmente con la presencia del Ejército en el territorio. Parece que las condiciones en que sigue la situación del Ulster no hacen adivinar ninguna solución rápida en ese sentido. El Ulster sigue siendo un polvorín. Para los conservadores, la violencia está animada por fuerzas socialistas extranjeras; para el IRA, por la permanencia de las tropas británicas en la provincia. En medio del conflicto, el caso del joven irlandés condenado a cadena perpetua, -puesto que, dijo el juez, la horca ha sido abolida- es otro ejemplo de la imposibilidad de un entendimiento entre las distintas facciones en lucha.O'Doherty, que era un estudiante de química de la Universidad de Dublín, escribió al principio de su primer ensayo escolar, cuando sólo tenía seis años: «Quiero morir por Irlanda».

A los dieciocho se unió a los provisionales del IRA. Utilizando sus conocimientos químicos se convirtió pronto en el principal experto en explosivos de la organización militante católica.
En un piso de Londonderry, muy cerca de donde vivían sus padres, que creían que Shane seguía estudiando en Dublín, el joven químico preparó los más sofisticados artefactos, algunos de los cuales inventó él mismo.

Se especializó en cartas explosivas. Durante el verano de 1975, envió 23 a otros tantos políticos, sacerdotes, jueces y funcionarios británicos. Ninguno de los objetivos de sus bombas postales murió. Sin embargo, su novia falleció cuando uno de los artefactos preparado por Shane explotó inesparadamente en el piso que ambos ocupaban.

Desde que comenzó el juicio en el que se le ha condenado a cadena perpetua, O'Doherty se negó a reconocer al jurado, se definió a sí mismo como un «soldado, prisionero político del Ejército de ocupación» y pidió perdón por los daños que pudo haber causado a «los trabajadores ingleses» que en algunos casos abrieron las cartas que él envió.

El caso de O'Doherty, -desde los seis años se propuso, luchar hasta la muerte por Irlanda-, es un reflejo más de la situación que se respira en el Ulster. Los sucesivos Gobiernos que han querido resolverla se han encontrado con que el enfrentamiento es irrefrenable: si los combatientes decrecen en número, se hacen más efectivos desde el punto de vista de la técnica.

El propósito de los laboristas con respecto a la provincia es el de crear, las condiciones para hacer posible la salida del Ejército del territorio. Cuando tomó posesión de su cargo de ministro para Asuntos del Ulster, Merlyn Rees dijo: Mientras tengamos que mantener aquí las tropas, el Gobierno habrá fracasado.

Pero las tropas siguen allí, y no se espera que su sucesor, Roy Mason, que ha sido hasta ahora ministro del Ejército, pueda superar lo que Rees ha logrado por devolver un cierto estado de normalidad callejera a Irlanda del Norte.

Mason, además, ya se encuentra con la oposición de algunos grupos políticos moderados de la provincia. Gerry Fitt, del Partido Socialdemócrata Laborista, de tendencia republicana, ha dicho que el nuevo encargado de los Asuntos del Ulster es un hombre poco de fiar porque como ministro del Ejército no ha tomado medidas disciplinarias contra los soldados acusados de maltratar a ciudadanos irlandeses.

27/1/09

Entrevista a Shane

Con motivo de la reciente publicación de su autobiografía, No Más Bombas, en España, Shane O’Doherty nos expresa en esta entrevista sus opiniones respecto al problema del terrorismo, que tanto sacude a nuestro país.

¿Cuál crees que es nuestro mayor reto ante la lucha contra el terrorismo?
Cuando hay un conflicto armado, conseguir la paz es lo primero que deseamos y es sin duda un milagro, pero una vez lograda la paz, todavía queda mucho por hacer. No basta simplemente con acabar con la violencia. Muchos de los involucrados opinarán que la situación ha cambiado debido a algún acuerdo o negociación, pero sin llegar al convencimiento.
Lo que tenemos que explicar, sobre todo a los jóvenes y a las nuevas generaciones, es que la guerra, la violencia, el terrorismo, la violación de los derechos humanos son una equivocación. Tenemos que dar razones para acabar con la violencia, no sólo llegar a acuerdos, y no se está haciendo.

Aunque hayamos conseguido la paz, como ha ocurrido en Irlanda, ya hay nuevos grupos, que no estando de acuerdo con el proceso de paz ni con la política, están consiguiendo que gente joven se vuelva a involucrar.
Si hay dificultades en llegar a un acuerdo, estos jóvenes dirán, “volvamos a la lucha”, porque nadie les habrá dado razones para dejar la violencia, razones para perseguir la paz. Necesitamos un proceso de conversión y de esclarecimiento, de tomar responsabilidades ante los derechos humanos, no sólo negociaciones.

¿Qué fue lo que más te influyó en tu camino hacia la conversión?
Los cuatro Evangelios… Una vez, todavía en la cárcel de Brixton, en Londres, le pedí en tono desafiante a uno de los capellanes que me diera pruebas de que Dios existía. Me lanzó los Evangelios y me los leí en una noche, de un tirón. El hecho de leer los cuatro de una vez, con esas cuatro descripciones tan profundas, me dio una visión íntegra de Jesucristo. Lo que me chocó fue que la figura divina de Jesucristo, con una causa divina, sagrada e inocente, nunca usaba la violencia, hablaba de amar al prójimo, y yo, con una causa política, ni divina, ni sagrada ni inocente, estaba dispuesto a usar la violencia. Los Evangelios comenzaron a desafiarme y mi propia conciencia me empezó a condenar. Tenía que reconciliarme con mis víctimas, con Dios y conmigo mismo.

¿Qué efecto esperas que tenga la publicación de tu libro en España?
Espero que nadie que lea mi libro - especialmente los jóvenes – cometa los mismos errores que cometí yo; que aprendan de mi experiencia, que vean que todas esas promesas de cambiar el mundo mediante la violencia son siempre falsas porque al matar o herir a otros seres humanos, lo único que se logra es cometer más injusticias en lugar de ponerles fin. Te conviertes en transgresor de los derechos humanos. Espero que mi libro sirva de advertencia a aquellos que siguen el camino de la violencia: es un callejón sin salida.

¿Qué dirías a aquellos que se resisten a perdonar?
No tengo nada que decir a los que se niegan a perdonar. El perdón tiene que venir del corazón y del alma, de lo más profundo de cada uno. Si alguien no sabe perdonar desde lo más profundo de su corazón, entonces Dios es el único que le puede ayudar.

¿Y a los que no se arrepienten de lo que han hecho?
Vivir implica arrepentirse de cosas, haber vivido y haber intentado luchar, haber cometido errores por inmadurez o por pasión, conocer el arrepentimiento… Todos nos arrepentimos de nuestras debilidades y de nuestros fallos. Negar el arrepentimiento es negar la vida.

En España se compara a menudo a ETA con el IRA. ¿Crees que son comparables?
Aparte del hecho de que tanto la ETA como el IRA se aferraron a la lucha armada antes de ni siquiera haber intentado un activismo político y democrático, de que han matado y mutilado y han cometido innumerables violaciones de los derechos humanos, no hay comparación entre 800 años de ocupación y usurpación británica en la historia de Irlanda y la historia del País Vasco. El Antiguo IRA - como se denominó entre 1918 y 1922 – luchó para establecer la libertad y la democracia en Irlanda y ganó la libertad de 26 de los 32 condados irlandeses. Después, el Antiguo IRA se convirtió en el ejército irlandés, comprometido con el pueblo y el gobierno democrático de Irlanda. Desde 1922 ha habido nuevos grupos que han explotado el nombre del IRA y que nunca han gozado del apoyo de la nación ni del gobierno de Irlanda. La lucha armada se declaró extinguida definitivamente a finales de los 90.

14/1/09

"Es bueno arrepentirse"

Gonzalo Altozano, Semanario Alba, 19 de diciembre de 2008

EL tiempo en la cárcel lo dedicó al estudio y a la oración. Y a reflexionar sobre el bien y el mal, sobre las víctimas del terrorismo, sobre los derechos humanos, sobre la fe religiosa. Shane Paul O'Doherty fue uno de los primeros miembros del IRA en hacer público su arrepentimiento y su rechazo a la violencia. Veinte años después de su puesta en libertad, O'Doherty cuenta su apasionante conversión en No Más Bombas (Ed. LibrosLibres).

-No es usted el primero que encuentra a Dios en la cárcel.
-Es uno de los mejores lugares para hacerlo. Sobre todo cuando, como a mí, te caen treinta cadenas perpetuas. Una condena así sirve para entender eso que llaman "eternidad".

-¿Dónde empezó su camino de vuelta?
-En la cárcel de Brixton. Una vez le pregunté al capellán, el jesuita Anthony Lawn, dónde podía encontrar pruebas de la existencia de Dios.

-¿Qué le respondió?
-"En los Evangelios, por supuesto".

-¿Usted qué hizo?
-Leerlos por primera vez en mi vida. Los cuatro. De un tirón.

-¿Con qué se encontró?
-Con un hombre, Jesucristo, que me atrapó de inmediato.

-¿Qué le atrajo de Él?
-Su personalidad; sus opiniones y actividades radicales; su oposición a la hipocresía; su dedicación a los pobres; sus alusiones revolucionarias sobre el amor a los enemigos...

-Eso último no se lo ensenaron en el IRA
-No. En el IRA aprendes que al enemigo no se le ama: se le mata. Tras leer, de golpe, los Evangelios, mi idealismo republicano empezó a resquebrajarse.

-¿Qué acelero el proceso ?
-La lectura, antes del juicio, de las pruebas que se iban a presentar contra mí. Ahí estaban los informes médicos de personas inocentes cuyos nombres no esta­ban en las cartas bomba que enviaba.

-Esos informes...
-Eran la prueba de que lejos de ser un idealista, yo era un delincuente, un violador de los derechos humanos.

-Tras el juicio, le envían a la prisión de Wornwood Scrubs. Allí comienza un periodo de reclusión aislada que duraría más de un año.
-Que me sirve para proponerme varias metas: aferrarme a un idealismo puro, ser mejor persona, alejarme de la violencia, luchar por un futuro mejor...

-Sin embargo...
-Tenía una asignatura pendiente: mis victimas.

-Pero ya les había pedido perdón.
-No. En el juicio hable de "víctimas inocentes de la clase trabajadora". Pero no dije nada de las otras: mis blancos militares y políticos. A estas no tenia intención de pedirles perdón.

-¿Qué le hizo cambiar de idea?
-La lectura reposada de los Evangelios.

-¿Algún pasaje determinado?
-"Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda" (Mt 5,20).

-¿A qué conclusión llegó?
-A la de que mi violencia, mi pecado, no había dañado una relación, sino tres: con mis victimas, conmigo mismo y con Dios.

-Y para restaurarlas...

-Tenia que admitir lo atrozmente equivocados que habían sido mis actos. Después, debía intentar hasta donde me fuera posible corregir el mal que había hecho.

-¿Cómo?
-Enviando mis ideas a la prensa, escribiendo cartas de súplica a las víctimas, buscando el perdón de Dios.

-Es la parábola del hijo prodigo, versión tiempos modernos.
-¿Sabe? Entiendo bien la alegría del hi­jo que vuelve.
-¿Por?
-Porque arrepentirse es bueno; el regreso a la Casa del Padre está lleno de recompensas.

-¿Siempre?
-Bueno, a veces, hablando con curas, he tenido la sensación de que me querían decir: "¡Qué bien que te hayas convertido! Pero ¿por qué no te vas a otra parroquia?".

- Oiga, y sus camaradas del IRA…
-Pensaron que me había vuelto loco.

-¿Loco?
-Sí, porque les hablaba de conciencia, de culpa, de pecado.
-Mire, para los terroristas nada es pe­cado, ellos siempre tienen la razón. O eso creen.

-Pensaba que los del IRA se decían católicos.
-¿Católicos? Me hubiera sido más fácil abandonar la banda si me hubiese ido a un grupo marxista-leninista que convirtiéndome al catolicismo.

-Es que a quién se le ocurre hablar de pecado...
-Tiene razón. Parece una palabra prohibida, más en el tercer milenio. Y sin embargo...

-¿Sin embargo?
-Mi esperanza después de contar mi historia es que alguien, después de leerla, no haga la elección que hice yo con sólo quince años y evite así las horribles consecuencias de un gravísimo pecado.

12/1/09

"Me dí cuenta de que matar estaba mal pero no podía parar hasta que fui arrestado"


Blanca de Ugarte, El Imparcial, 21-12-2008

“Cuando me detuvieron fui feliz”, reconoce Shane Paul O´Doherty. A los quince años se incorporó a la rama juvenil del IRA. Cumplía de esta manera su propósito escrito en un papel con tan solo diez años: “Cuando sea mayor quiero luchar y, si es necesario, morir por la libertad de Irlanda”. Con la violencia comenzó a rodar cuesta abajo hasta que la cárcel le salvó. “No más bombas” (LibrosLibres) es el resultado de catorce años de reflexión, arrepentimiento y de encuentro con Cristo. Con una mirada sincera y voz sosegada, este terrorista arrepentido pide una educación en valores y en respeto a los Derechos Humanos.

Comienza su autobiografía haciendo referencia a sus orígenes, a su educación, a su familia. ¿Es determinante el entorno? ¿el lugar donde hayas nacido pare el terrorista?

Por supuesto, influye donde hayas nacido. Es difícil pensar, por ejemplo, que alguien de Málaga se haga miembro de Eta. Pero no es sencillo medir hasta qué punto influye el entorno. Hay otros aspectos que también afecta en la “creación” de un terrorista: donde haya nacido, la comunidad donde habite… Porque la sociedad también permite que existan los terroristas. El Estado y las circunstancias políticas también influyen. En Irlanda del Norte, a raíz del Domingo Sangriento (1972) y, años después, Margaret Thatcher permitiendo la muerte de prisioneros del IRA por huelga de hambre (1981), también hicieron que muchos jóvenes pasaran a ser terroristas. Hay muchas circunstancias que afectan al “nacimiento” de un terrorista.


Supongo que la educación también es determinante.

Claro que influye la educación. Necesitamos un movimiento formado por familias, políticos, educadores y sacerdotes que se comprometa a educar a los jóvenes en los Derechos Humanos. Los Gobiernos están preocupados en crear organizaciones que recaudan impuestos, que se ocupan de los inmigrantes y todo tipo de derechos sociales pero se olvidan de transmitir los Derechos Humanos a la juventud. A mi modo de ver, los colegios, las parroquias y otras organizaciones deberían de hacer constar su compromiso con estos derechos fundamentales. Ayer mismo, durante una charla en una parroquia, me impresionó muchísimo saber que algunos sacerdotes vascos no condenan el terrorismo. Estos hombres no están en comunión con la Iglesia.


Describe usted en su libro cómo se alegró que su primer disparo a un soldado británico no lo hiriera de gravedad. Le había mirado a los ojos. Usted sintió alivio pero ¿un terrorista tiene escrúpulos? ¿Qué siente aquel que ni mira a los ojos, dispara a la nuca o se ensaña con varios disparos?

Este es uno de la Humanidad: todos los hombres somos diferentes y actuamos de una manera distinta los unos de los otros. Pero, es cierto, que todos los terroristas han comenzado al profesar un nacionalismo exacerbado. Ahí comienza una cuesta abajo por la que se deslizan y no puedes volver atrás. Además están sumergidos en un clima en el que hay una gran presión por parte del grupo, en el que no hay tiempo para pensar, ni para volver a ser uno mismo. Lo principal es seguir con vida y que no te coja la Policía. He leído muchos relatos de miembros de la brigada roja italiana arrepentidos, conocido a muchos terroristas del IRA que también han pedido perdón. Todos ellos reconocen que querían salvar a su nación cuando eran jóvenes pero no se dieron cuenta entonces que, cuando emprendían esa lucha por liberar a tu tierra se convertiría en una lucha personal por liberarse de esa organización que les controlaba sus pensamientos. La elección es del propio terrorista que puede quedarse en la cárcel sin hacer nada, cumplir su condena y punto, o tener la valentía de liberarte a ti mismo de alguien que te controle.


¿Cree que usted es merecedor del perdón de sus víctimas?

Mucha gente se cree que ni siquiera me he arrepentido, que piensa “puto terrorista”. Muchos no me perdonan. Pero la cuestión no es esa. Yo lo que quiero es hacer las paces con Dios. Jesucristo no habló de tregua, ni de dejar las armas. Habla del arrepentimiento personal. Eso es lo que importa. Yo sé que lo tenía que hacer es pedir perdón. Lo que piensen lo demás no importa. Lo relevante es reconciliarme con Dios y seguir el Evangelio. Es una visión un poco egoísta tal vez pero es lo que creo que tenía que hacer.


¿Acaso matar por patriotismo nubla el sentimiento de culpa?

Existe una contradicción muy importante en todas las sociedades. Por un lado, necesitan jóvenes para enrolarlos en sus ejércitos. Tanto el Gobierno de España, como el de Estados Unidos, como el de Gobierno de Irlanda dicen sus jóvenes: “Salva España, salva Estados Unidos, salva Irlanda de los británicos”… Los ismos, el nacionalismo y el patriotismo son las fuentes principales integrarlos, al igual que los terroristas. Pero, por otro lado, dan armas para matar y te pagan un sueldo para, en un momento dado, matar. En las maldivas, por ejemplo, los capellanes bendecían a aquellos que iban a matar por un trozo de tierra. Esto es una contradicción porque si enseñas a los jóvenes a luchar por su país, algunos pueden verlo desde la perspectiva del patriotismo exacerbado y convertirse al final en terrorista.


Perdone pero no estoy de acuerdo con usted. No se puede comparar ejército con terroristas. El ejército es una institución legal formada por jóvenes dirigidos por militares más mayores, formados, menos apasionados y con más experiencia. Estos jóvenes deberán obedecer las órdenes de sus superiores y éstos a su vez, las dictadas por el gobierno de una nación.

Es muerte, da igual que sea fruto del terrorismo o del ejército. Recuerdo centenares de personas que asistían a una boda en Afganistán murieron a consecuencia de un bombardeo del Ejército de Estados Unidos. Luego se dijo que fue por error pero a quién le importan que sea un error. Los soldados mataron a cientos de civiles, da igual que fueran vestidos con un uniforme. Lo que no se puede hacer es decir: “A veces está bien matar, otras, no”.


Un ejército está para defender a su país, no para agredir a otro. Atacará si ha sido atacado y si un país aliado es atacado. No se pretende luchar contra nadie. No se busca un enfrentamiento, una confrontación con otro país, grupo armado, alianza… El patriotismo no tiene porque contradecir otro patriotismo, se puede ser vasco y se puede ser español.

Los terroristas también usan este mismo argumento. Cuando sienten que no tienen ni gobierno ni ejército que los defienda deciden ser crear ellos su ejército y defender la que consideran su tierra y su gente. Y, si después llevan al poder, ya tendrán este ejército, que sería entonces legal. Piensan que los “héroes” de hoy serán mañana los políticos. Los terroristas usan ese mismo argumento.
Estoy de acuerdo con usted de que se puede comparar el ejército con una banda terrorista pero los jóvenes cogen este argumento y lo interpreta a su manera. Por ello necesitamos emplear otro nuevo argumento, basado en la defensa de los Derechos Humanos. Así conseguiremos que no se recurra a la violencia. Porque, al final, un ejército obedece órdenes. Sin un acuerdo de la OTAN, se enviaron tropas a Irak y mataron a centenares de civiles. Se necesita un argumento mejor.
¿Por qué nadie se opuso a la decisión de Estados Unidos? ¿Por qué ningún soldado se negó a ir a la guerra? A mí lo que me importa son la decisiones de los individuos.

En cuanto a esta faceta de lo que piensa el terrorista, ¿cree que tiene alguna forma de salir de esa cuesta abajo de la que hacía alusión antes?

Esto es diferente en España que en Irlanda porque en allí hay muchos han salido ya que no han coartado la libertad de sus miembros siempre y cuando no fueran unos chubatos. En cambio, es diferente en el caso de Eta, me acuerdo ahora de Yoyes que fue asesinado por los propios terrorista por marcharse. Es un proceso difícil pero estos terroristas tienen que sacar el coraje de enfrentarse a sí mismos, comunicar su abandono de violencia y dejar de ser controlado por estas organizaciones.

¿Qué futuro se imagina un joven que ingresa en una banda asesina?
Un terrorista sabe que lo único que le espera es la muerte o la cárcel.
¿Y de qué sirve la cárcel?
Primero, la prisión frena al terrorista a hacer el mal. Pero, además, allí tiene tiempo para pensar. No hay que pensar que Eta está en la cárcel sino personas que pasan la noche solos con sus conciencias. En ese momento cuando necesitan que ese coraje que han usado para matar lo empleen ahora para encontrarse a sí mismos y liberarse de esa organización que les está controlando los pensamientos. Son doblemente presos: físicamente del Gobierno y también de una organización que no les permite pensar. Y para liberarse de ello es para lo que necesitan coraje.

Usted sí sacó fruto a la prisión, cuenta que allí se encontró con Jesucristo en la Eucaristía, la confesión y la lectura de los Evangelios. ¿Su arrepentimiento pasó por su encuentro con Cristo?

Yo tengo muchos amigos que se marcharon del IRA por su familia, por padecer problemas nerviosos, porque se fueron a otras organizaciones pero no se arrepintieron de su violencia. En cambio, yo era y soy católico, nacido en una familia creyente, educado en la fe en un colegio católico… Pero, al ver que el Ejército británico mataba a católicos pensé que tenía que luchar por mi gente y mi país. Y una vez dentro del IRA, veía imposible salir. Al cabo de un año, me dí cuenta de que matar estaba mal pero no podía parar hasta que fui arrestado. Y cuando me detuvieron fui feliz.

En la cárcel tuve tiempo de buscar a Dios, de buscarme a mí mismo. Pude estudiar los Derechos Humanos, también los de los presos. También aproveché la prisión para escribir cartas a mis víctimas. Pero lo más importante para mi fue saborear los cuatro Evangelios y frecuentar los sacramentos, la Eucaristía y, sobre todo, el sacramento de la Reconciliación.