25/11/09

Una breve historia de mí y de Irlanda

Así tituló Shane su conferencia del viernes en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y que, debido a la cantidad de gente que asisitió, tuvo que cambiar su ubicación varias veces para terminar ofreciéndose en el Salón de Actos del campus de Vicálvaro. Asistieron unas 300 personas, en su mayoría estudiantes, por supuesto, pero también gente externa a la Universidad.


Primero Shane hizo un breve resumen de la historia de Irlanda, para que todos entendiéramos el trasfondo histórico del Ejército Republicano Irlandés. Después nos habló de los principios del IRA y terminó contando cómo entró él, qué le hizo arrepentirse y su opinión sobre el conflicto vasco. Dejó claro que con los terroristas tiene que haber diálogo pero no negociación.


Sólo deciros que fue un éxito y que hubo bastantes preguntas, aunque por desgracia, no hubo tiempo para todas las que Shane hubiera querido contestar. Esperemos que haya nuevas oportunidades.

18/11/09

Ciclo de Conferencias sobre Terrorismo

La Universidad Rey Juan Carlos ha organizado un ciclo de conferencias sobre terrorismo que comenzará este viernes día 20 con una conferencia sobre el IRA que dará Shane.

Por si a alguno le interesa, aquí tenéis más información:

http://www.facebook.com/event.php?eid=171650487774&index=1#/event.php?eid=171650487774&ref=mf


http://www.fdpagora.es/index.terrorismo.html

2/9/09

Paradojas de las 'luchas de liberación nacional'


TRIBUNA / TERRORISMO / SHANE O'DOHERTY
El Mundo, 26.08.2009

A RAÍZ DE los recientes atentados de ETA y de las operaciones policiales contra la banda y su entorno he reflexionado sobre las lecciones de 40 años de lucha violenta en Irlanda, a la que hace unos años pusieron punto final dirigentes de las diversas facciones.
Las denominadas luchas de liberación nacional son un conglomerado de numerosas contradicciones que los combatientes, sobre todo los más jóvenes, son incapaces de ver durante más o menos tiempo; sin embargo el velo se les cae finalmente de los ojos durante esos largos años en prisión -que son la recompensa principal de todo acto violento-, aunque casi nunca se les permita reconocerlo.
La primera contradicción es que los luchadores por la libertad matan a más miembros de su propio ámbito social de los que matan aquéllos que consideran sus enemigos. En Irlanda hemos tenido durante unos cuantos años una Comisión de Desaparecidos que trabajaba en la búsqueda de cadáveres de ciudadanos torturados, asesinados y enterrados clandestinamente por los luchadores por la libertad. Las diversas facciones han negado en repetidas ocasiones dichos asesinatos durante años y años, hasta que al final se han visto obligadas a reconocerlos.
No se confesaba la verdad ni a los militantes ni al sector social propio. Torturas, enterramientos en secreto y mentiras eran instrumentos aceptables en aras de una causa que se suponía que era tan noble.
La segunda contradicción es que, una vez capturados y encarcelados, los luchadores por la libertad pasan a ser expertos en los derechos de los presos y tienen que reconocer que los derechos de éstos tienen su origen en los derechos humanos que ellos mismos han violado con tanta frecuencia pero a los que ahora, una vez dentro de la cárcel, apelan constantemente. Todas y cada una de las mañanas, cada vez que se mira en el espejo del lavabo, un recluso tiene que ver el rostro de alguien que ha violado los derechos humanos y que ha causado más injusticia de la que ha reparado en toda su vida practicando el terrorismo. En la gran mayoría de los casos, eso les lleva poco a poco a un cambio de carácter.

La tercera contradicción es que esos movimientos proclaman que su objetivo es la libertad, pero niegan la libertad de pensamiento y acción tanto a sus militantes como a sus grupos sociales. En Irlanda, esa lucha está sembrada de nombres que fueron muy importantes en sus organizaciones y que cayeron en desgracia porque disintieron en nada más que una coma de la línea oficial del partido. Sus años de servicio quedaron borrados instantáneamente de la versión oficial de la lucha y ellos personalmente se vieron condenados al ostracismo de forma implacable. No sólo se aplica una mordaza de hierro a los pensamientos y manifestaciones de los presos a medida que maduran y cambian con el transcurso de los años, sino también a sus familiares y a todo disidente en potencia dentro del grupo social. Es el miedo, no la libertad, lo que se transforma en el objetivo y el instrumento principal de aquellos que todavía aspiran a que les llamen luchadores por la libertad.


Una cuarta contradicción es que, mientras muchos militantes eran asesinados por haberse chivado al considerado enemigo acerca de otros luchadores, cada uno de los movimientos que actuaba en Irlanda entablaba negociaciones con los británicos. Llegado el caso, destruía su arsenal armamentístico por sí mismo, pero todos estos contactos y negociaciones en secreto se mantenían vivos durante muchos años mientras los dirigentes de esos mismos movimientos decían a sus luchadores por la libertad que la guerra debía continuar sin ningún género de dudas. Es posible que a los dirigentes de esas organizaciones no les quede más remedio que ocultar la verdad, tanto a sus luchadores por la libertad como a sus grupos sociales, sobre esos contactos secretos con el considerado enemigo. Mentir a los militantes y al grupo social se considera algo puramente táctico; no tiene nada que ver con cuestiones morales o éticas.
Una quinta contradicción de estas organizaciones es que a todos aquellos que se involucran, ya sea en un primer momento por razones políticas o por razones culturales o filosóficas, se les considera inmediatamente comprometidos con el servicio a la lucha armada, con una especie de minicarrera armamentística y con una maquinaria asesina. Por momentos, nada hay más importante que el brazo armado de la organización y su necesidad de inflar las estadísticas de asesinatos. Al cabo de unos 40 años de lucha entre diversas facciones en Irlanda, lo único que había aumentado de verdad eran las estadísticas de las cárceles y de los entierros. No se habían levantado ni escuelas, ni hospitales, ni clínicas, ni comedores populares para los pobres o los menos privilegiados. Los únicos monumentos erigidos a la denominada noble lucha por la libertad eran los índices de asesinato de otros seres humanos y los cientos y cientos de años de sentencias de reclusión. La cultura, la filosofía y la política en su totalidad se habían puesto inicuamente al servicio del asesinato.
¿Queda algún hueco para la esperanza en este catálogo de contradicciones?
Las direcciones de las diversas facciones de Irlanda buscaron entre todas una salida al callejón sin salida de la lucha armada una vez que cayeron en la cuenta de que todo podía conseguirse mediante el proceso político democrático y que podía ponerse punto final al asesinato, la tortura y la cárcel. Este milagro se produjo en varias facciones de Irlanda aproximadamente hacia la misma época. Ex dirigentes de esas facciones han comparecido aquí durante unos cuantos años en programas de televisión para expresar que lamentan tantas décadas de violencia innecesaria. Lo impensable se ha convertido en un lugar común.
En un futuro no demasiado lejano, los vascos rechazarán toda identificación nihilista con la máquina de matar y apoyarán una política democrática sin amenazar con asesinatos o violaciones de derechos humanos. Política, cultura y filosofía se verán al fin liberados del terrorismo autóctono de los denominados luchadores por la libertad.
Shane O'Doherty es el primer terrorista arrepentido del IRA y autor de No más bombas (Ed. Libroslibres).

16/6/09

En el Nombre del Padre

Probablemente la mayoría de vosotros hayáis visto ésta película del director irlandés Jim Sheridan. “En el Nombre del Padre” (1993), cuenta la historia de Gerry Conlon, un gamberro que, en la atormentada Belfast de los años 70, sólo sabe beber e ir de juerga, para disgusto de su padre Giuseppe, un hombre tranquilo y educado. Cuando Gerry se enfrenta al IRA, su padre le manda a Inglaterra, pero acaba en el sitio equivocado en el momento equivocado. Aunque es inocente se ve obligado a confesar su participación en un atentado terrorista y es condenado a cadena perpetua junto al resto de los "cuatro de Guildford". Su padre Giuseppe es también arrestado y encarcelado, y durante su estancia en la cárcel, Gerry descubre que la aparente fragilidad de su padre esconde en realidad una gran fuerza y sabiduría interior. Con la ayuda de Gareth Peirce, una abogada entregada a la causa, Gerry se propone demostrar su inocencia, limpiar el nombre de su padre y airear la verdad de uno de los más lamentables errores legales de la historia reciente.

Como habréis leído en No Más Bombas, Shane conocía a los responsables del atentado ocurrido en el pub y del que se acusaba a Gerry y a su familia y por tanto sabía que eran totalmente inocentes. Escribió a un montón de cargos importantes para dar a conocer tan terrible injusticia e involucró a su abogada, Gareth Peirce, para que les ayudase.

Gerry Conlon, al igual que parte de su familia, pasó 15 años en la cárcel por algo que no había hecho e incluso vio a su padre morir en ella. En el año 90 Gerry publicó su historia, Proved Innocent, y en ella se refiere a Shane como una de sus dos “gracias salvadoras” por todo lo que hizo por ellos, no sólo de cara a que se reconociera su inocencia públicamente sino también dentro de la cárcel en su relación con el resto de presos irlandeses.
Hablando de Shane, Gerry Conlon dice en su biografía: “Le habían arrestado cuando todavía era adolescente por haber enviado un montón de cartas bomba a gente importante de Inglaterra, pero aunque era del IRA tenía su propia ley. No mucho más tarde hizo un comunicado público en el que renunció a la violencia y pidió perdón a sus víctimas. Por esta época, aún así, Doc era todavía miembro del grupo republicano, pero vio que yo tenía problemas y se encargó de que se me empezase a reconocer.”


4/5/09

Sincera Condena

Por Rogelio Alonso, publicado en abc.es el 15 de marzo de 2009

El 4 de noviembre de 1993 el órgano oficioso del IRA y del Sinn Fein, el semanario An Phoblacht, publicó una reseña del libro que Shane Paul O'Doherty, antiguo miembro de la organización terrorista norirlandesa, acababa de publicar. Todavía conservo con subrayados aquel texto junto al libro de O'Doherty, también con notas en los márgenes. De aquella primera lectura de The Volunteer (El voluntario) me sorprendió la franqueza de un hombre nacido en 1955 que, tras permanecer catorce años en prisión por sus crímenes al servicio de la banda, reconocía el terrible error de sus acciones terroristas.
Después de abandonar la cárcel en 1989, O'Doherty escribió un relato valiente, uno de los pocos en los que antiguos activistas reconocerían la equivocación que el terrorismo supuso, así como sus negativas consecuencias personales y para la sociedad. La crítica de An Phoblacht despreciaba el punto de vista del antiguo militante, justificando una violencia que O'Doherty había deslegitimado con solidez, aportando un referente para otros terroristas que también abandonarían el terrorismo como Eamon Collins (Killing Rage) y Sean O'Callaghan (The Informer). En 2005 se publicaron en España las memorias de Gerry Adams, un aburrido libro de ficción repleto de mentiras que engañaba sobre los verdaderos motivos que llevaron al IRA a interrumpir su campaña terrorista.
Firmes argumentos. Este panfleto justificaba la violencia que O'Doherty tan coherentemente había condenado y desarmado con sus firmes argumentos. Sin embargo, en nuestro país Adams era presentado por los medios de comunicación como un héroe, como el valiente y carismático arquitecto de la «paz» en Irlanda del Norte. Frente a la prostitución de la historia que esa narrativa carente de rigor histórico representaba, y frente a la peligrosa glorificación de la violencia que el ensalzamiento del líder terrorista implicaba, el relato de O'Doherty ofrece una versión honrada y certera de las causas y consecuencias de una violencia injustificable y contraproducente.
Esta es una de las razones por la que resulta tan oportuna y acertada la publicación en España del libro de O'Doherty. Su traducción al castellano aporta enriquecedoras lecciones para entender cómo el idealismo y la inmadurez propios de la juventud, junto a la manipulación ideológica, pueden empujar a la violencia a muchos adolescentes en coyunturas políticas y sociales determinadas. Si bien O'Doherty nos relata su experiencia en el contexto norirlandés, las pautas de comportamiento que emergen en su biografía ofrecen claves para interpretar la radicalización de otros individuos que hoy siguen recurriendo al terrorismo en nombre de ideales asociados al islamismo o al nacionalismo.
El libro describe la implicación de O'Doherty en la organización terrorista a una temprana edad, sus contradictorios sentimientos y la ausencia de escrúpulos del IRA para utilizar niños en sus fines criminales a pesar de su edad. La detallada descripción de sus años de activismo puede parecer tediosa, pero a través de ella se revelan interesantes conclusiones. Nos muestra el contraste entre la adhesión fanática a sus convicciones, identificando el terrorismo como inevitable, frente al sentir contrario de la mayoría de la comunidad en la que O'Doherty creció.
Los ciudadanos que supuestamente debían ser «liberados» y «defendidos» por el IRA no compartían la simplista y errónea justificación de la violencia que la propaganda terrorista reproducía. Ni siquiera las objetivas injusticias que sobre la población católica se habían cometido justificaban, en opinión de la mayoría de sus integrantes, la violación de los derechos humanos de sus conciudadanos perpetradas por el IRA.
Crear injusticias. Son especialmente destacables los capítulos finales en los que O'Doherty concluye su proceso vital cuestionando su implicación en el terrorismo y reconociendo su responsabilidad con las víctimas: «No me importaban los derechos humanos de aquellos a los que lesionaba, pero era extremadamente delicado en lo que a los míos se refería. Al dañar a seres humanos no corregía ninguna injusticia, sino que creaba una nueva (?) Si alguna presunta causa pretende justificar el terrorismo, éste no puede hacer otra cosa que desacreditarla».

2/4/09

Reseña Bibiográfica de No Más Bombas

Publicada en Diario Liberal por Fernando José Vaquero Oroquieta, 25-1-2009

En España disfrutamos de una buena y constante producción editorial que oferta al mercado en lengua castellana una veintena de nuevos títulos por año de temática directamente relacionada con el terrorismo. No está mal. A ella debe sumársele los numerosos artículos y trabajos monográficos elaborados anualmente por un grupo selecto de escritores españoles y extranjeros: investigadores universitarios, periodistas especializados, políticos comprometidos…
Con todo, cuando hablamos de producción editorial, y en relación a otros géneros, debemos reconocer que el tema terrorismo “vende” poco; lo que no deja de ser un contrasentido, no en vano, según diversos estudios demoscópicos, el terrorismo sigue constituyendo una de las principales preocupaciones de los españoles. Entonces, debemos preguntarnos, ¿de qué se trata?: ¿hipocresía o cansancio social?

Los últimos meses no han sido una excepción a esta constante. Es más, tenemos que destacar la aparición de un título realmente excepcional: No más bombas. El estremecedor testimonio del terrorista que pidió perdón (LibrosLibres, Madrid, 2008, 210 páginas). Así, su autor, el irlandés Shane Paul O’Doherty, se paseó por España, a finales del 2008, para promocionar un título que, pensamos, debiera haber alcanzado una mayor resonancia mediática.

Ciertamente, sus promotores trabajaron mucho en su difusión. De hecho, para la temática que trata, no fueron pocos los resultados alcanzados: varias entrevistas en algunos diarios de difusión nacional, diversas reseñas publicadas en medios influyentes de Internet y radio, una buena atención desde el Grupo Intereconomía… Y si a usted, amable lector, le interesa rastrear esa presencia, puede consultar http://nomasbombas.blogspot.com/, donde encontrará el material más relevante; que no es poco. Pero, libro y autor, merecían mucho más.

Shane Paul O’Doherty fue un ejemplo paradigmático de adolescente terrorista norirlandés alimentado por una coherente y potente cultura del odio y de extrema afirmación identitaria. Esa “cultura” no era el producto etéreo y abstracto de una ensoñación sin raíces. Al contrario: toda una compacta comunidad humana se nutría de esos mitos movilizadores, estructurándose vitalmente en torno a una contundente estrategia terrorista que ofrecía, además de mucho sufrimiento a sus víctimas y sacrificados seguidores, un horizonte ideal, un estilo de vida integral, un compacto y atractivo entorno humano; toda una cultura fuerte y viva.

Ya en prisión, en parte sustraído de ese absorbente entorno, se atrevió a pensar por su cuenta, llegando a arrepentirse y, en consecuencia, a pedir perdón; comportamiento que generó no pocos rechazos, tanto entre sus antiguos correligionarios, como entre sus desconfiadas y maltratadas víctimas...

El libro es muy recomendable por varios motivos. En primer lugar, por ser una narración escrita en primera persona que no censura ninguna de sus experiencias, perlada de diversas muestras de una delicada y fina ironía inglesa (perdón, irlandesa) que la agiliza, provocando la sonrisa en el lector y, casi inevitablemente, su simpatía con el autor. Y, en segundo lugar, por descubrir la verdadera y compleja naturaleza de un muy concreto entramado terrorista, huyendo de tópicos al uso y simplismos. Todo ello merecería una más amplia difusión...

¿Por qué las cadenas televisivas generalistas no se han hecho eco de este testimonio? Tal vez no sea una novedad afirmar que, más allá de unos pocos convencionalismos políticamente correctos, tales medios han renunciado a la formación de una opinión pública sólida, libre y crítica; privilegiando la frivolidad y el entretenimiento instintivo. Sin embargo, siempre son de los primeros en reclamar a la sociedad su movilización cada vez que el terrorismo la golpea. Pero, ¿no es una manera poco elegante de escurrir el bulto y delegar su responsabilidad? Y, en el caso de las cadenas públicas, esa renuncia adquiere mayor gravedad, pues, entonces, ¿en qué queda aquello de su supuesta “vocación de servicio público”?

El terrorismo sigue constituyendo una gravísima y permanente amenaza para la convivencia española. En consecuencia, habría que afrontarlo en todas sus diversas expresiones y manifestaciones: policial, judicial, internacional… y ¿mediático-cultural? Hace unos pocos días, el pasado domingo 18 de enero de 2009, muchos españoles nos sobresaltamos leyendo una noticia preocupante: el diario El Mundo aseguraba que la Unión Europea había denunciado a España ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por no adoptar las disposiciones relativas a la prevención de la utilización del sistema financiero, para el blanqueo de capitales y para la financiación del terrorismo, recogidas en su directiva 2005/60 CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 26 de octubre de 2005; lo que tenía que haber efectuado antes del 27 de diciembre de 2007. ¡Y no pasa nada! ¿En cuántas ocasiones se ha afirmado, desde instancias políticas y mediáticas, que al terrorismo hay que combatirlo en todos sus frentes? Es imposible, ya, precisarlo. Pero el Estado español, también la oposición política, ¡se permiten el lujo de ignorar una de sus dimensiones más relevantes! ¿Simple ignorancia o negligencia criminal? ¿Nadie responderá por semejante deslealtad?

En muchas ocasiones, no pocos especialistas en esta temática, y en particular muchas víctimas del terrorismo, han afirmado que el Estado marcha a remolque de los acontecimientos, correspondiendo a ETA la iniciativa. Los hechos anteriores parecen confirmarlo.
Por ello desazona conocer noticias como la que acabamos de recordar, pues consolida la impresión de que padecemos una clase política y administrativa rutinaria, poco imaginativa, cuando no criminalmente negligente, instalada en un ejercicio acrítico del poder. Es inadmisible que el Estado no ponga “toda la carne en el asador” cuando de lucha antiterrorista se trata; pues hablamos de personas concretas asesinadas, de familias destrozadas, de historias humanas abruptamente rotas.

En este vomitivo contexto de renuncia y dejación, no es de extrañar que un testimonio relevante, como el del libro reseñado, que bien pudiera haber servido de revulsivo a no pocas conciencias, pase desapercibido para la inmensa mayoría de compatriotas.
Es la gran ventaja con la que juegan los terroristas: frente a su despiadado reto global encuentran un Estado acomodado y cobarde.

A pesar de todo, o precisamente merced a todo ello, ¡bienvenido Shane Paul O’Doherty! Gracias por tu testimonio y por tu valor. Y gracias a su editor, quien nos ha permitido conocerlo, ayudándonos así a comprender mejor la realidad tan denostada, como sorprendentemente desconocida, del terrorismo.

23/3/09

Shane en el programa Testimonio de La 2 de RTVE

Si habéis seguido el blog o si leéis los artículos que se han ido publicando, ya sabréis que gran parte de la conversión total de Shane se debe a su fe. Aunque el tema de la fe y de creer en Dios parece que ahora no está muy "de moda", ójala muchos terroristas siguieran sus pasos.

Ayer domingo en el programa Testimonio de La 2 de Televisón Española, se emitió el vídeo que el equipo filmó en diciembre, cuando Shane estuvo en Madrid para promocionar No Más Bombas. En el relata parte de su conversión desde el punto de vista de su fe.

El vídeo estará en la web durante toda la semana:

http://www.rtve.es/alacarta/todos/abecedario/T.html#454657

Espero que os guste!

12/3/09

“Son como alemanes que siguieran matando después de la II Guerra Mundial”

Por Alfonso Basallo, lanación.es, 12/03/2009

El autor del libro No más bombas, en el que cuenta su adolescencia como cachorro del IRA y experto en explosivos, y su arrepentimiento tras pasar 15 años en las cárceles británicas, analiza para lanacion.es los atentados del Ulster que amenazan al proceso de paz.



Shane O’Doherty cree que “son rebeldes que se han quedado sin causa” y que no tienen excusa para retomar la lucha armada. Pero que los atentados pueden provocar “una reacción violenta de los paramilitares protestantes.”

-¿Qué sintió Shane O’Doherty al enterarse de los atentados que han costado la vida a dos soldados y un policía en el Ulster?
-Me sorprendió. Es como si, una vez acabada la II Guerra Mundial,y capitulado Alemania y Japón y desmantelados sus ejércitos, un pequeño grupo de alemanes o japoneses se dedicaran a matar pretendiendo prolongar la guerra. Aunque debo añadir que esa maldición está un poco en nuestra historia: siempre hay cuatro gatos que continúan.

-¿Por qué?
-Algunos son adictos a la violencia y a ese estilo de vida.

-¿Realmente cree que el proceso de paz peligra con esta escalada del IRA auténtico y del IRA de continuidad?
-No es fácil la apuesta por paz, la democracia y la no violencia… Y tampoco hay que olvidar el contexto internacional: las células terroristas tienen facilidad para conseguir armas en Europa del Este y en EEUU. Pero lo más inquietante es que atentados como los de estos días proporcionan una excusa a los opositores protestantes paramilitares, que fueron obligados a entregar las armas en los acuerdos de hace 11 años, para retomar ahora el camino de la violencia.

-¿Está de acuerdo con Gordon Brown en que no habrá un retorno a los viejos tiempos?
-La inmensa mayoría del IRA entregó sus armas y se pronunció por la paz. Una minoría trata ahora de restablecer la lucha armada. No sé si lo conseguirá. Tienen en contra el contexto político del Ulster: actualmente no padecemos las brutalidades del Ejército británico de los años 70 (como el Domingo sangriento). Es decir, los terroristas no tienen excusas. Los rebeldes se han quedado sin causa y, además, apenas cuentan con apoyo en la comunidad católica. Pero, a la vez, la paz y la democracia son frágiles.


“NECESITAN PASAR UNA TEMPORADA EN LA CÁRCEL”

-Usted que ha sido terrorista ¿qué les diría a quienes disparan sobre soldados británicos o policias? ¿Cómo convencerles de que la violencia es estéril?
- Que tienen que pasar una temporada en la cárcel. Lo necesitan. Eso les diría. Verá: treinta años de lucha armada dividió a nuestro pueblo más que nunca, pobló nuestras prisiones, llenó nuestros cementerios, destruyó derechos humanos y generó un oceáno de sufrimiento innecesario. La mayoría de nosotros creció aprendiendo estas realidades… entre rejas. Eramos apenas unos adolescentes. Los del IRA auténtico y el IRA de continuidad necesitarían el proceso de aprendizaje de la prisión.

“TENEMOS QUE ENFRENTARNOS A NUESTROS DEMONIOS”


-¿Qué papel pueden jugar Obama y EEUU teniendo en cuenta lo decisivo que fue el apoyo americano al proceso de paz de hace 11 años?
-La influencia americana es siempre importante para Irlanda. En toda la isla sólo somos 6 millones de habitantes, pero hay 40 millones en EEUU en que se sienten de origen irlandés. De ellos obtenemos inversiones y apoyo. Los grupos paramilitares consiguen dinero y armas de los EEUU, de suerte que necesitamos el apoyo de las autoridades americanas para detener el flujo de dinero y armas de los simpatizantes hacia los terroristas. Claro que la paz también tenemos que hacerla en nuestra casa, y crecer respetando nuestras diferencias en nuestra pequeña isla habitada por dos tradiciones e historias diferentes: la británica y la irlandesa. Ese es nuestro reto.

-Después de 11 años, tras los acuerdos de Viernes Santo, parecía más fácil…
-No lo es. Es fuerte el peso del pasado. Tenemos que confrontar nuestros pecados, nuestro mal, nuestros demonios… y hacerlo por nosotros mismos. Esta es nuestra penitencia, supongo, después de 30 años de guerra.

11/3/09

«Tendremos algún muerto por año, como en el País Vasco»

Publicado en el ABC, 11 de Marzo de 2009

No cree que los últimos atentados vuelvan a encender el conflicto. Pero Shane O'Doherty, ex miembro del IRA, considera que los disidentes mantienen la voluntad de perpetrar ataques terroristas que podrían tener entre sus futuros objetivos a líderes del Sinn Fein.
POR E..J. .BLASCO

BELFAST. Estuvo en el IRA y tiene antiguos compañeros entre los disidentes. Shane O'Doherty, autor del libro «EI voluntario. Verdadera historia de un antiguo miembro del IRA», no cree que el Ulster regrese al pasado.

- ¿Habrá una vuelta a la era du­ra del conflicto norirlandés?
- No. Se trata de incidentes absolutamente aislados. Ha habido una reacción política y mediática desmedida, exactamente lo que esos grupos desean, pues les da publicidad. La sociedad debería acostumbrarse a ataques esporádicos de este tipo, normales hoy de comprar explosivos y armas. Un centenar de personas no puede poner en cuesti6n la democracia. De alguna manera, tenemos que llegar a una situación como en el País Vasco, donde la gente no cambia su opinión sobre el marco político y la democracia porque haya algunas muertes cada año.


- ¿Por qué hay una vuelta de la violencia?
- Hace diez años hubo una declaración de paz, pero no de principios compartidos. Desde entonces no se ha hecho nada por explicar que la violencia y los asesinatos son malos, que la «guerra» fue al­go equivocado por ambas partes. Así que la gente joven sabe que hay una declaración de paz, pero cree que fue un acuerdo meramente político, no sobre principios basados en los derechos humanos.

-¿Hay riesgo de algún acto de venganza de los paramilitares protestantes?
-Absolutamente. Los grupos lealistas no han entregado sus armas en todo el proceso de paz. El Gobierno ha aceptado esa situación e incluso les da dinero para sus actividades en los barrios. Y los disidentes republicanos están esperando que se venguen matando católicos, porque así entrarían en la espiral de violencia que desean.

- ¿Por qué se está enrolando gente en los grupos republica­nos disidentes?
- En los últimos cuatro o cinco años se ha producido un aumento del reclutamiento, cuando después de un tiempo de inactividad antiguos miembros del IRA se cansan de no tener “trabajo” y quieren volver a darle sentido a su vida. También antiguos miembros del Sinn Fein comienzan a acusar a esta formación de mal vender los principios que llevaron a la lucha armada. Pe­ro junto a los más experimentados, que lideran las acciones violentas, hay un recluta­miento sobre todo de jóvenes, que se sienten atraídos por la aventura. La crisis económica acentúa todos esos procesos.

-¿Pierden autoridad Gerry Ada­ms y Martin McGuinness en el movimiento republicano?
Probablemente los dirigen­tes del Sinn Fein serán también objetivo de atentados por parte de los disidentes.




28/1/09

Artículo sobre Shane en El País... en 1976!!!

Este artículo apareció en El País en septiembre de 1976. Ahora que Shane ha vuelto a ser noticia en España por la publicación de su autobiografía, el periódico no ha publicado nada... Una pena..., ya que está claro que podemos aprender mucho de toda la situación... Irlanda del Norte ha conseguido la paz. ¿Y nosotros?


No se vislumbra solución para el problema del Ulster
Un joven irlandés condenado en Londres a cadena perpetua por terrorismo
JUAN CRUZ RUIZ, - Londres - 12/09/1976

Un joven irlandés de veintiún años, Shane O'Doherty, ha sido condenado en Londres a cadena perpetua como autor del envío de 23 cartas explosivas que en 1975 recibieron diferentes personalidades británicas.

La sentencia fue dada a conocer al mismo tiempo en que el Parlamento de Dublín, en la República de Irlanda, aprobaba medidas para combatir el terrorismo, y el primer ministro Callaghan nombraba al ex ministro del Ejército, Roy Mason, secretario de Estado para Asuntos del Ulster. Mason, como su antecesor, Merlyn Rees, va a Irlanda del Norte con el propósito de acabar gradualmente con la presencia del Ejército en el territorio. Parece que las condiciones en que sigue la situación del Ulster no hacen adivinar ninguna solución rápida en ese sentido. El Ulster sigue siendo un polvorín. Para los conservadores, la violencia está animada por fuerzas socialistas extranjeras; para el IRA, por la permanencia de las tropas británicas en la provincia. En medio del conflicto, el caso del joven irlandés condenado a cadena perpetua, -puesto que, dijo el juez, la horca ha sido abolida- es otro ejemplo de la imposibilidad de un entendimiento entre las distintas facciones en lucha.O'Doherty, que era un estudiante de química de la Universidad de Dublín, escribió al principio de su primer ensayo escolar, cuando sólo tenía seis años: «Quiero morir por Irlanda».

A los dieciocho se unió a los provisionales del IRA. Utilizando sus conocimientos químicos se convirtió pronto en el principal experto en explosivos de la organización militante católica.
En un piso de Londonderry, muy cerca de donde vivían sus padres, que creían que Shane seguía estudiando en Dublín, el joven químico preparó los más sofisticados artefactos, algunos de los cuales inventó él mismo.

Se especializó en cartas explosivas. Durante el verano de 1975, envió 23 a otros tantos políticos, sacerdotes, jueces y funcionarios británicos. Ninguno de los objetivos de sus bombas postales murió. Sin embargo, su novia falleció cuando uno de los artefactos preparado por Shane explotó inesparadamente en el piso que ambos ocupaban.

Desde que comenzó el juicio en el que se le ha condenado a cadena perpetua, O'Doherty se negó a reconocer al jurado, se definió a sí mismo como un «soldado, prisionero político del Ejército de ocupación» y pidió perdón por los daños que pudo haber causado a «los trabajadores ingleses» que en algunos casos abrieron las cartas que él envió.

El caso de O'Doherty, -desde los seis años se propuso, luchar hasta la muerte por Irlanda-, es un reflejo más de la situación que se respira en el Ulster. Los sucesivos Gobiernos que han querido resolverla se han encontrado con que el enfrentamiento es irrefrenable: si los combatientes decrecen en número, se hacen más efectivos desde el punto de vista de la técnica.

El propósito de los laboristas con respecto a la provincia es el de crear, las condiciones para hacer posible la salida del Ejército del territorio. Cuando tomó posesión de su cargo de ministro para Asuntos del Ulster, Merlyn Rees dijo: Mientras tengamos que mantener aquí las tropas, el Gobierno habrá fracasado.

Pero las tropas siguen allí, y no se espera que su sucesor, Roy Mason, que ha sido hasta ahora ministro del Ejército, pueda superar lo que Rees ha logrado por devolver un cierto estado de normalidad callejera a Irlanda del Norte.

Mason, además, ya se encuentra con la oposición de algunos grupos políticos moderados de la provincia. Gerry Fitt, del Partido Socialdemócrata Laborista, de tendencia republicana, ha dicho que el nuevo encargado de los Asuntos del Ulster es un hombre poco de fiar porque como ministro del Ejército no ha tomado medidas disciplinarias contra los soldados acusados de maltratar a ciudadanos irlandeses.

27/1/09

Entrevista a Shane

Con motivo de la reciente publicación de su autobiografía, No Más Bombas, en España, Shane O’Doherty nos expresa en esta entrevista sus opiniones respecto al problema del terrorismo, que tanto sacude a nuestro país.

¿Cuál crees que es nuestro mayor reto ante la lucha contra el terrorismo?
Cuando hay un conflicto armado, conseguir la paz es lo primero que deseamos y es sin duda un milagro, pero una vez lograda la paz, todavía queda mucho por hacer. No basta simplemente con acabar con la violencia. Muchos de los involucrados opinarán que la situación ha cambiado debido a algún acuerdo o negociación, pero sin llegar al convencimiento.
Lo que tenemos que explicar, sobre todo a los jóvenes y a las nuevas generaciones, es que la guerra, la violencia, el terrorismo, la violación de los derechos humanos son una equivocación. Tenemos que dar razones para acabar con la violencia, no sólo llegar a acuerdos, y no se está haciendo.

Aunque hayamos conseguido la paz, como ha ocurrido en Irlanda, ya hay nuevos grupos, que no estando de acuerdo con el proceso de paz ni con la política, están consiguiendo que gente joven se vuelva a involucrar.
Si hay dificultades en llegar a un acuerdo, estos jóvenes dirán, “volvamos a la lucha”, porque nadie les habrá dado razones para dejar la violencia, razones para perseguir la paz. Necesitamos un proceso de conversión y de esclarecimiento, de tomar responsabilidades ante los derechos humanos, no sólo negociaciones.

¿Qué fue lo que más te influyó en tu camino hacia la conversión?
Los cuatro Evangelios… Una vez, todavía en la cárcel de Brixton, en Londres, le pedí en tono desafiante a uno de los capellanes que me diera pruebas de que Dios existía. Me lanzó los Evangelios y me los leí en una noche, de un tirón. El hecho de leer los cuatro de una vez, con esas cuatro descripciones tan profundas, me dio una visión íntegra de Jesucristo. Lo que me chocó fue que la figura divina de Jesucristo, con una causa divina, sagrada e inocente, nunca usaba la violencia, hablaba de amar al prójimo, y yo, con una causa política, ni divina, ni sagrada ni inocente, estaba dispuesto a usar la violencia. Los Evangelios comenzaron a desafiarme y mi propia conciencia me empezó a condenar. Tenía que reconciliarme con mis víctimas, con Dios y conmigo mismo.

¿Qué efecto esperas que tenga la publicación de tu libro en España?
Espero que nadie que lea mi libro - especialmente los jóvenes – cometa los mismos errores que cometí yo; que aprendan de mi experiencia, que vean que todas esas promesas de cambiar el mundo mediante la violencia son siempre falsas porque al matar o herir a otros seres humanos, lo único que se logra es cometer más injusticias en lugar de ponerles fin. Te conviertes en transgresor de los derechos humanos. Espero que mi libro sirva de advertencia a aquellos que siguen el camino de la violencia: es un callejón sin salida.

¿Qué dirías a aquellos que se resisten a perdonar?
No tengo nada que decir a los que se niegan a perdonar. El perdón tiene que venir del corazón y del alma, de lo más profundo de cada uno. Si alguien no sabe perdonar desde lo más profundo de su corazón, entonces Dios es el único que le puede ayudar.

¿Y a los que no se arrepienten de lo que han hecho?
Vivir implica arrepentirse de cosas, haber vivido y haber intentado luchar, haber cometido errores por inmadurez o por pasión, conocer el arrepentimiento… Todos nos arrepentimos de nuestras debilidades y de nuestros fallos. Negar el arrepentimiento es negar la vida.

En España se compara a menudo a ETA con el IRA. ¿Crees que son comparables?
Aparte del hecho de que tanto la ETA como el IRA se aferraron a la lucha armada antes de ni siquiera haber intentado un activismo político y democrático, de que han matado y mutilado y han cometido innumerables violaciones de los derechos humanos, no hay comparación entre 800 años de ocupación y usurpación británica en la historia de Irlanda y la historia del País Vasco. El Antiguo IRA - como se denominó entre 1918 y 1922 – luchó para establecer la libertad y la democracia en Irlanda y ganó la libertad de 26 de los 32 condados irlandeses. Después, el Antiguo IRA se convirtió en el ejército irlandés, comprometido con el pueblo y el gobierno democrático de Irlanda. Desde 1922 ha habido nuevos grupos que han explotado el nombre del IRA y que nunca han gozado del apoyo de la nación ni del gobierno de Irlanda. La lucha armada se declaró extinguida definitivamente a finales de los 90.

14/1/09

"Es bueno arrepentirse"

Gonzalo Altozano, Semanario Alba, 19 de diciembre de 2008

EL tiempo en la cárcel lo dedicó al estudio y a la oración. Y a reflexionar sobre el bien y el mal, sobre las víctimas del terrorismo, sobre los derechos humanos, sobre la fe religiosa. Shane Paul O'Doherty fue uno de los primeros miembros del IRA en hacer público su arrepentimiento y su rechazo a la violencia. Veinte años después de su puesta en libertad, O'Doherty cuenta su apasionante conversión en No Más Bombas (Ed. LibrosLibres).

-No es usted el primero que encuentra a Dios en la cárcel.
-Es uno de los mejores lugares para hacerlo. Sobre todo cuando, como a mí, te caen treinta cadenas perpetuas. Una condena así sirve para entender eso que llaman "eternidad".

-¿Dónde empezó su camino de vuelta?
-En la cárcel de Brixton. Una vez le pregunté al capellán, el jesuita Anthony Lawn, dónde podía encontrar pruebas de la existencia de Dios.

-¿Qué le respondió?
-"En los Evangelios, por supuesto".

-¿Usted qué hizo?
-Leerlos por primera vez en mi vida. Los cuatro. De un tirón.

-¿Con qué se encontró?
-Con un hombre, Jesucristo, que me atrapó de inmediato.

-¿Qué le atrajo de Él?
-Su personalidad; sus opiniones y actividades radicales; su oposición a la hipocresía; su dedicación a los pobres; sus alusiones revolucionarias sobre el amor a los enemigos...

-Eso último no se lo ensenaron en el IRA
-No. En el IRA aprendes que al enemigo no se le ama: se le mata. Tras leer, de golpe, los Evangelios, mi idealismo republicano empezó a resquebrajarse.

-¿Qué acelero el proceso ?
-La lectura, antes del juicio, de las pruebas que se iban a presentar contra mí. Ahí estaban los informes médicos de personas inocentes cuyos nombres no esta­ban en las cartas bomba que enviaba.

-Esos informes...
-Eran la prueba de que lejos de ser un idealista, yo era un delincuente, un violador de los derechos humanos.

-Tras el juicio, le envían a la prisión de Wornwood Scrubs. Allí comienza un periodo de reclusión aislada que duraría más de un año.
-Que me sirve para proponerme varias metas: aferrarme a un idealismo puro, ser mejor persona, alejarme de la violencia, luchar por un futuro mejor...

-Sin embargo...
-Tenía una asignatura pendiente: mis victimas.

-Pero ya les había pedido perdón.
-No. En el juicio hable de "víctimas inocentes de la clase trabajadora". Pero no dije nada de las otras: mis blancos militares y políticos. A estas no tenia intención de pedirles perdón.

-¿Qué le hizo cambiar de idea?
-La lectura reposada de los Evangelios.

-¿Algún pasaje determinado?
-"Si al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de que un hermano tuyo tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí, y vete primero a reconciliarte con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda" (Mt 5,20).

-¿A qué conclusión llegó?
-A la de que mi violencia, mi pecado, no había dañado una relación, sino tres: con mis victimas, conmigo mismo y con Dios.

-Y para restaurarlas...

-Tenia que admitir lo atrozmente equivocados que habían sido mis actos. Después, debía intentar hasta donde me fuera posible corregir el mal que había hecho.

-¿Cómo?
-Enviando mis ideas a la prensa, escribiendo cartas de súplica a las víctimas, buscando el perdón de Dios.

-Es la parábola del hijo prodigo, versión tiempos modernos.
-¿Sabe? Entiendo bien la alegría del hi­jo que vuelve.
-¿Por?
-Porque arrepentirse es bueno; el regreso a la Casa del Padre está lleno de recompensas.

-¿Siempre?
-Bueno, a veces, hablando con curas, he tenido la sensación de que me querían decir: "¡Qué bien que te hayas convertido! Pero ¿por qué no te vas a otra parroquia?".

- Oiga, y sus camaradas del IRA…
-Pensaron que me había vuelto loco.

-¿Loco?
-Sí, porque les hablaba de conciencia, de culpa, de pecado.
-Mire, para los terroristas nada es pe­cado, ellos siempre tienen la razón. O eso creen.

-Pensaba que los del IRA se decían católicos.
-¿Católicos? Me hubiera sido más fácil abandonar la banda si me hubiese ido a un grupo marxista-leninista que convirtiéndome al catolicismo.

-Es que a quién se le ocurre hablar de pecado...
-Tiene razón. Parece una palabra prohibida, más en el tercer milenio. Y sin embargo...

-¿Sin embargo?
-Mi esperanza después de contar mi historia es que alguien, después de leerla, no haga la elección que hice yo con sólo quince años y evite así las horribles consecuencias de un gravísimo pecado.

12/1/09

"Me dí cuenta de que matar estaba mal pero no podía parar hasta que fui arrestado"


Blanca de Ugarte, El Imparcial, 21-12-2008

“Cuando me detuvieron fui feliz”, reconoce Shane Paul O´Doherty. A los quince años se incorporó a la rama juvenil del IRA. Cumplía de esta manera su propósito escrito en un papel con tan solo diez años: “Cuando sea mayor quiero luchar y, si es necesario, morir por la libertad de Irlanda”. Con la violencia comenzó a rodar cuesta abajo hasta que la cárcel le salvó. “No más bombas” (LibrosLibres) es el resultado de catorce años de reflexión, arrepentimiento y de encuentro con Cristo. Con una mirada sincera y voz sosegada, este terrorista arrepentido pide una educación en valores y en respeto a los Derechos Humanos.

Comienza su autobiografía haciendo referencia a sus orígenes, a su educación, a su familia. ¿Es determinante el entorno? ¿el lugar donde hayas nacido pare el terrorista?

Por supuesto, influye donde hayas nacido. Es difícil pensar, por ejemplo, que alguien de Málaga se haga miembro de Eta. Pero no es sencillo medir hasta qué punto influye el entorno. Hay otros aspectos que también afecta en la “creación” de un terrorista: donde haya nacido, la comunidad donde habite… Porque la sociedad también permite que existan los terroristas. El Estado y las circunstancias políticas también influyen. En Irlanda del Norte, a raíz del Domingo Sangriento (1972) y, años después, Margaret Thatcher permitiendo la muerte de prisioneros del IRA por huelga de hambre (1981), también hicieron que muchos jóvenes pasaran a ser terroristas. Hay muchas circunstancias que afectan al “nacimiento” de un terrorista.


Supongo que la educación también es determinante.

Claro que influye la educación. Necesitamos un movimiento formado por familias, políticos, educadores y sacerdotes que se comprometa a educar a los jóvenes en los Derechos Humanos. Los Gobiernos están preocupados en crear organizaciones que recaudan impuestos, que se ocupan de los inmigrantes y todo tipo de derechos sociales pero se olvidan de transmitir los Derechos Humanos a la juventud. A mi modo de ver, los colegios, las parroquias y otras organizaciones deberían de hacer constar su compromiso con estos derechos fundamentales. Ayer mismo, durante una charla en una parroquia, me impresionó muchísimo saber que algunos sacerdotes vascos no condenan el terrorismo. Estos hombres no están en comunión con la Iglesia.


Describe usted en su libro cómo se alegró que su primer disparo a un soldado británico no lo hiriera de gravedad. Le había mirado a los ojos. Usted sintió alivio pero ¿un terrorista tiene escrúpulos? ¿Qué siente aquel que ni mira a los ojos, dispara a la nuca o se ensaña con varios disparos?

Este es uno de la Humanidad: todos los hombres somos diferentes y actuamos de una manera distinta los unos de los otros. Pero, es cierto, que todos los terroristas han comenzado al profesar un nacionalismo exacerbado. Ahí comienza una cuesta abajo por la que se deslizan y no puedes volver atrás. Además están sumergidos en un clima en el que hay una gran presión por parte del grupo, en el que no hay tiempo para pensar, ni para volver a ser uno mismo. Lo principal es seguir con vida y que no te coja la Policía. He leído muchos relatos de miembros de la brigada roja italiana arrepentidos, conocido a muchos terroristas del IRA que también han pedido perdón. Todos ellos reconocen que querían salvar a su nación cuando eran jóvenes pero no se dieron cuenta entonces que, cuando emprendían esa lucha por liberar a tu tierra se convertiría en una lucha personal por liberarse de esa organización que les controlaba sus pensamientos. La elección es del propio terrorista que puede quedarse en la cárcel sin hacer nada, cumplir su condena y punto, o tener la valentía de liberarte a ti mismo de alguien que te controle.


¿Cree que usted es merecedor del perdón de sus víctimas?

Mucha gente se cree que ni siquiera me he arrepentido, que piensa “puto terrorista”. Muchos no me perdonan. Pero la cuestión no es esa. Yo lo que quiero es hacer las paces con Dios. Jesucristo no habló de tregua, ni de dejar las armas. Habla del arrepentimiento personal. Eso es lo que importa. Yo sé que lo tenía que hacer es pedir perdón. Lo que piensen lo demás no importa. Lo relevante es reconciliarme con Dios y seguir el Evangelio. Es una visión un poco egoísta tal vez pero es lo que creo que tenía que hacer.


¿Acaso matar por patriotismo nubla el sentimiento de culpa?

Existe una contradicción muy importante en todas las sociedades. Por un lado, necesitan jóvenes para enrolarlos en sus ejércitos. Tanto el Gobierno de España, como el de Estados Unidos, como el de Gobierno de Irlanda dicen sus jóvenes: “Salva España, salva Estados Unidos, salva Irlanda de los británicos”… Los ismos, el nacionalismo y el patriotismo son las fuentes principales integrarlos, al igual que los terroristas. Pero, por otro lado, dan armas para matar y te pagan un sueldo para, en un momento dado, matar. En las maldivas, por ejemplo, los capellanes bendecían a aquellos que iban a matar por un trozo de tierra. Esto es una contradicción porque si enseñas a los jóvenes a luchar por su país, algunos pueden verlo desde la perspectiva del patriotismo exacerbado y convertirse al final en terrorista.


Perdone pero no estoy de acuerdo con usted. No se puede comparar ejército con terroristas. El ejército es una institución legal formada por jóvenes dirigidos por militares más mayores, formados, menos apasionados y con más experiencia. Estos jóvenes deberán obedecer las órdenes de sus superiores y éstos a su vez, las dictadas por el gobierno de una nación.

Es muerte, da igual que sea fruto del terrorismo o del ejército. Recuerdo centenares de personas que asistían a una boda en Afganistán murieron a consecuencia de un bombardeo del Ejército de Estados Unidos. Luego se dijo que fue por error pero a quién le importan que sea un error. Los soldados mataron a cientos de civiles, da igual que fueran vestidos con un uniforme. Lo que no se puede hacer es decir: “A veces está bien matar, otras, no”.


Un ejército está para defender a su país, no para agredir a otro. Atacará si ha sido atacado y si un país aliado es atacado. No se pretende luchar contra nadie. No se busca un enfrentamiento, una confrontación con otro país, grupo armado, alianza… El patriotismo no tiene porque contradecir otro patriotismo, se puede ser vasco y se puede ser español.

Los terroristas también usan este mismo argumento. Cuando sienten que no tienen ni gobierno ni ejército que los defienda deciden ser crear ellos su ejército y defender la que consideran su tierra y su gente. Y, si después llevan al poder, ya tendrán este ejército, que sería entonces legal. Piensan que los “héroes” de hoy serán mañana los políticos. Los terroristas usan ese mismo argumento.
Estoy de acuerdo con usted de que se puede comparar el ejército con una banda terrorista pero los jóvenes cogen este argumento y lo interpreta a su manera. Por ello necesitamos emplear otro nuevo argumento, basado en la defensa de los Derechos Humanos. Así conseguiremos que no se recurra a la violencia. Porque, al final, un ejército obedece órdenes. Sin un acuerdo de la OTAN, se enviaron tropas a Irak y mataron a centenares de civiles. Se necesita un argumento mejor.
¿Por qué nadie se opuso a la decisión de Estados Unidos? ¿Por qué ningún soldado se negó a ir a la guerra? A mí lo que me importa son la decisiones de los individuos.

En cuanto a esta faceta de lo que piensa el terrorista, ¿cree que tiene alguna forma de salir de esa cuesta abajo de la que hacía alusión antes?

Esto es diferente en España que en Irlanda porque en allí hay muchos han salido ya que no han coartado la libertad de sus miembros siempre y cuando no fueran unos chubatos. En cambio, es diferente en el caso de Eta, me acuerdo ahora de Yoyes que fue asesinado por los propios terrorista por marcharse. Es un proceso difícil pero estos terroristas tienen que sacar el coraje de enfrentarse a sí mismos, comunicar su abandono de violencia y dejar de ser controlado por estas organizaciones.

¿Qué futuro se imagina un joven que ingresa en una banda asesina?
Un terrorista sabe que lo único que le espera es la muerte o la cárcel.
¿Y de qué sirve la cárcel?
Primero, la prisión frena al terrorista a hacer el mal. Pero, además, allí tiene tiempo para pensar. No hay que pensar que Eta está en la cárcel sino personas que pasan la noche solos con sus conciencias. En ese momento cuando necesitan que ese coraje que han usado para matar lo empleen ahora para encontrarse a sí mismos y liberarse de esa organización que les está controlando los pensamientos. Son doblemente presos: físicamente del Gobierno y también de una organización que no les permite pensar. Y para liberarse de ello es para lo que necesitan coraje.

Usted sí sacó fruto a la prisión, cuenta que allí se encontró con Jesucristo en la Eucaristía, la confesión y la lectura de los Evangelios. ¿Su arrepentimiento pasó por su encuentro con Cristo?

Yo tengo muchos amigos que se marcharon del IRA por su familia, por padecer problemas nerviosos, porque se fueron a otras organizaciones pero no se arrepintieron de su violencia. En cambio, yo era y soy católico, nacido en una familia creyente, educado en la fe en un colegio católico… Pero, al ver que el Ejército británico mataba a católicos pensé que tenía que luchar por mi gente y mi país. Y una vez dentro del IRA, veía imposible salir. Al cabo de un año, me dí cuenta de que matar estaba mal pero no podía parar hasta que fui arrestado. Y cuando me detuvieron fui feliz.

En la cárcel tuve tiempo de buscar a Dios, de buscarme a mí mismo. Pude estudiar los Derechos Humanos, también los de los presos. También aproveché la prisión para escribir cartas a mis víctimas. Pero lo más importante para mi fue saborear los cuatro Evangelios y frecuentar los sacramentos, la Eucaristía y, sobre todo, el sacramento de la Reconciliación.